DISLEXIA

Las alteraciones se dan básicamente en los procesos decodificadores de la lectura (Mecánica Lectora):

  • Presencia de errores como: sustituciones, añadidos, omisiones y/o rotaciones de letras y/o sílabas dentro de las palabras; cambios en la secuencia de las letras o de las sílabas (inversiones y translocaciones); modificaciones de los finales de palabras; cambios de palabras por otras con semejanza formal (paralexias).
  • Persistencia de una lectura inestable con reiteradas interrupciones o bloqueos, vacilaciones, repeticiones y rectificaciones.
  • Lectura que podría no pasar de la fase silábica, o manifestarse extremadamente lenta, con “arrastres” o alargamientos en la emisión de las sílabas de una palabra antes de pasar a la siguiente.
  • Problemas de entonación y de separación de los enunciados expresados en las frases al no atender a las pausas o indicaciones representadas por los diferentes signos de puntuación.

Muchos de estos errores aparecen en los niños durante su inicio lector como parte natural del propio proceso de aprendizaje, pero van superándose progresivamente por sí solos con la práctica de la lectura (el niño sin problemas va “autoaprendiendo”, es decir, va regulando su propio proceso lector, autocorrigiéndolo y fijándolo hasta convertirlo en un proceso automático). En el alumno con Dislexia sin embargo, estos errores continúan durante años, tal vez durante toda la vida. Una vez compensados después de su tratamiento (no superados por lo que pueden aparecer de nuevo en situaciones de tensión), su lectura sigue careciendo de la fluidez y velocidad deseable.

La falta de soltura y de precisión mecánico-lectora repercutirá sobre el acceso al significado de lo que se lee, provocando una incorporación del contenido muy disminuida e incluso distorsionada. Aunque se disponga de una buena Capacidad de Lenguaje de base, el esfuerzo mental que se necesita desplegar durante la decodificación puede ser de tal calibre que los recursos de atención y concentración necesarios para comprender las relaciones verbales expresadas en las oraciones y textos, o para retener los datos en la memoria, se mostrarían prácticamente agotados, obligando a una constante revisión de lo leído difícil de soportar de modo prolongado.

DISORTOGRAFÍA

Prácticamente siempre aparece asociada a la Dislexia, mostrando al escribir errores, esta vez de codificación, similares a los que comete al leer, además de uniones y separaciones incorrectas entre las palabras.

Del mismo modo que con la Dislexia, su carácter de alteración se manifiesta en una especial dificultad para lograr fijar mentalmente las correspondencias entre un sonido y el signo que lo representa (la letra) y aprender a manejar sus combinaciones; situación que dificulta mucho el logro de una ejecución automatizada de la escritura (sin necesidad de pensar qué letra se debe poner y en qué orden, al tiempo que se pretende expresar con claridad una determinada idea).

Obviamente, si la “Ortografía Elemental” no se puede controlar, es esperable que incluso habiéndose superado esta primera fase, se mantenga una especial y persistente dificultad para integrar y aplicar la “Ortografía Superior” (reglada a veces, otras no) sustentada en asociaciones más complejas al derivar de razones fundamentalmente etimológicas a las que el alumno no tendrá acceso prácticamente hasta las últimas etapas de su escolaridad.

DISGRAFÍA

El alumno que la padece, muestra grandes dificultades para realizar las “grafías” o “dibujos de las letras” con las formas, direccionalidad y enlaces que mantengan la uniformidad y soltura adecuada. El control inhibidor que permite regular la presión al escribir y frenar el movimiento al terminar una palabra o para realizar los diversos cambios de dirección del trazado, puede verse también muy afectado.

La sujeción del útil de escritura y el movimiento de la mano son poco hábiles y flexibles, sin poder articular con facilidad el brazo (hombro, codo, muñeca, dedos) lo que comporta una gran tensión muscular que a medio plazo provoca molestias dolorosas.

En ocasiones, el acto de escribir puede acompañarse de “sincinesias” o movimientos parasitarios en otras partes del cuerpo (mano no escritora, dedos, lengua, cabeza,...), reflejo del retraso o alteración psico-motora que actúa de base (falta de disociación de los movimientos corporales).

En consecuencia, su caligrafía muestra una letra inmadura, poco estructurada y, en los casos más severos, ilegible.

Generalmente esta dificultad de control motriz-fino se acompaña también de un manejo inadecuado del espacio de la página. El alumno con Disgrafía no tiene en cuenta las áreas espaciales disponibles, por lo que no es capaz de ajustar el tamaño de sus escritos y su distribución en la página considerando este criterio. Sus recursos de atención se dirigen exclusivamente a la escritura sin poder atender simultáneamente a otros aspectos que debe respetar. Como resultado, sus trabajos suelen presentar un aspecto desorganizado y descuidado.

DISCALCULIA

Como ocurre con la Dislexia y la Disortografía, puede haber un confuso manejo de los signos numéricos y operativos, apareciendo el mismo tipo de errores tanto durante su lectura como en la escritura (rotaciones, sustituciones, omisiones, añadidos, cambios en el orden de las cifras que forman los guarismos, etc.).

La concepción del número se integra como un valor absoluto y estático (el “9” es sólo 9, no 3+3+3, 5+4 ó 10-1; no se entenderá su cambio de valor dependiendo de la posición que ocupe: 349, 394, 934,...), por lo que le costará aprender a manejar aspectos como la descomposición numérica, la agrupación, la aproximación o el mismo manejo del Sistema Numérico Decimal para aplicarlos como recursos o estrategias para el cálculo en general, y el mental en particular.

En cursos más avanzados, la falla en la comprensión de esta particular y altamente abstracta propiedad “dinámica” del número con la cual podemos representar una misma cantidad de diferentes modos, podría afectar el aprendizaje de representaciones más complejas (números decimales, fracciones, potencias, etc.), comprender las relaciones de equivalencia que se establecen entre ellas, y, más adelante, manejar su combinatoria.

Al niño con Discalculia le cuesta mucho integrar y sostener ordenadamente una secuencia, especialmente si se trata de los pasos “operativos” que entrañan los procedimientos matemáticos. Los efectos de esta dificultad afectaría desde habilidades elementales como las del propio conteo numérico (especialmente si es “hacia atrás”, y de modo más evidente si implica alguna operación como contar de dos en dos, de diez en diez...), ejecutar los pasos de las operaciones aritméticas sin perderse en el proceso, recitar las tablas de multiplicar; hasta la realización, ya en cursos avanzados, de procedimientos operativos con representaciones numéricas más complejas que las de los números naturales, o de los implicados en la combinatoria y en las resoluciones algebraicas.

Con frecuencia puede no captar claramente el sentido funcional de las cuatro operaciones básicas (suma, resta, multiplicación y división) e incluso confundirlas entre sí, manifestando por ello grandes dificultades para aplicarlos en la resolución de problemas, especialmente cuando para ello se requiriese más de una operación.

DIFICULTADES PSICO-LINGÜÍSTICAS

Se trataría de una dificultad para encontrar los medios de expresión adecuados que traduzcan con agilidad sus pensamientos en palabras, y en sentido inverso, para interpretar con suficiente claridad el sentido de los mensajes que se reciben oral y/o a través de textos escritos. Esto es, para manejar las funciones expresivas y comprensivas del Lenguaje, entendido como herramienta de aprendizaje. Todo ello reflejaría una falta de empleo automático del lenguaje y de planificación del discurso que si bien puede considerarse normal en los niños más pequeños, cuando existen problemas de esta naturaleza sus efectos persisten de forma significativa en edades más avanzadas.

Algunas de sus manifestaciones expresivas más características en el plano del lenguaje oral serían las siguientes:

  • Dificultades para denominar con precisión y soltura.
  • Insuficiente incorporación de vocabulario con un conocimiento pobre de su significado, viéndose afectado tanto su empleo como su variedad.
  • Evocación de palabras sin inmediatez.
  • Confusiones terminológicas debido a una integración poco definida de conceptos que denominan esas palabras.
  • Desorganización de ideas dentro del discurso (titubeos, frases sin terminar, saltos de una idea a otra); uso excesivo de muletillas a modo “de arranque” con las que iniciar sus explicaciones; explicación de ideas con insuficiente claridad, dejando fuera numerosos elementos informativos.

En el plano escrito podrían advertirse:

  • Escasa extensión de las exposiciones donde deba desarrollar un tema.
  • Parquedad en sus respuestas escritas.
  • Poca elaboración de las ideas, con una muy limitada cantidad de datos informativos contenidos en su exposición.
  • Desorganización en la estructura básica (Introducción del tema, Desarrollo de diferentes aspectos, Cierre o Conclusión) que dirige la exposición del contenido general, así como la conexión entre las ideas que se quiere expresar.
  • Dificultad en la adquisición y empleo de determinados recursos verbales (manejo de los signos de puntuación para separar las proposiciones, uso de conectores, de pronombres, de sinónimos...).
  • Incorrecta aplicación de reglas morfo-sintácticas (concordancia numérica, de género, temporal; empleo variado de tipos de oraciones simples y compuestas;...). Problemas de este tipo pueden ser indicios de probables dificultades para aprender y manejar la asignatura de Gramática.

Desde el punto de vista comprensivo se apreciarían rasgos como:

  • Confusión para integrar conceptos con suficiente definición (especialmente los que poseen un mayor grado de abstracción) y por tanto para comprenderlos dentro de un discurso oral o escrito.
  • Comprensión costosa de proposiciones con abundancia de datos o con una estructura gramatical compleja.
  • Poca habilidad para inferir información implícita, que se exprese de modo indirecto, o que se exponga en sentido metafórico o figurado.
  • Dificultad para ajustar las respuestas a las preguntas que se le hacen.
  • Muy costosa reelaboración de textos en diferentes formatos (resúmenes, esquemas, diagramas).

Evidentemente, si esta falta de habilidad verbal aparece junto a una Dislexia, lo que no es infrecuente, la comprensión lectora se verá doblemente disminuida.

DISLALIA

La articulación de determinados sonidos y/o de la estructura secuencial de las palabras (“cholocate” por chocolate) se realizan de forma incorrecta o confusa.

Su no corrección a tiempo puede interferir seriamente en el aprendizaje de la lectura y la escritura, ya que su adquisición se sustenta en un procesamiento fonológico preciso (distinción clara de todos los sonidos o fonemas del habla y de su secuencia) que permita instalar las asociaciones entre cada uno de esos fonemas con los signos que los representan gráficamente (letras) y aprender a manejar (identificar y transcribir) sus diferentes combinaciones dentro de las palabras.

La forma de hablar comúnmente denominada “lengua de trapo” suele hacer gracia dentro de las familias y por tanto ser utilizado por muchos niños como un recurso para llamar la atención. Es importante reflexionar acerca de las consecuencias negativas que puede tener si se fomenta y persiste más allá de los 5 años, pues esta es la edad en la que, si no hay problemas que sostengan los errores de articulación, los niños ya disponen de una suficiente discriminación auditiva fina y de la capacidad para darse cuenta de sus propios fallos e irse autocorrigiendo (esto es, autorregulando y fijando el proceso articulatorio hasta automatizarlo).

MANIFESTACIÓN DIVERSA

La Dislexia es probablemente, junto al TDA-H, el problema de aprendizaje cuyas características y efectos sobre el rendimiento escolar ha tenido una mayor divulgación en los medios informativos. Cabe decir sin embargo que sólo se trata de una de las distintas manifestaciones de un cuadro clínico más amplio llamado “Dificultades Específicas de Aprendizaje”, y que ya en el año 1981 el “Comité Nacional Asesor sobre Dificultades de Aprendizaje” de EE.UU., definió de la siguiente manera:

Un grupo heterogéneo de desórdenes que se manifiestan a través de unas dificultades significativas en la adquisición y uso de habilidades de comprensión oral, expresión verbal, lectura, escritura, razonamiento o matemáticas.

Estos desórdenes son intrínsecos al individuo y presumiblemente se deben a una disfunción del Sistema Nervioso Central.

Aunque una Dificultad de Aprendizaje puede ocurrir de modo concomitante con ciertas condiciones discapacitantes (déficits sensoriales, retrasos intelectuales, perturbaciones emocionales) o con especiales situaciones sociales (desestructuración familiar, diferencias socio-culturales, deprivación cultural), no es resultado directo de esas influencias.

Dependiendo del área de aprendizaje que tras una normal instrucción, el rendimiento del alumno se presentara significativamente disminuido con respecto al de su grupo escolar, se podrá diferenciar qué tipo específico de dificultad será. En ocasiones, las alteraciones pueden afectar sólo a un área del aprendizaje, pero lo más frecuente es que los efectos de este cuadro se muestren de manera más generalizada.